Nuestros sentidos son la puerta de entrada al mundo que nos rodea. A través de ellos no solo percibimos el entorno, sino que también construimos nuestras ideas, emociones y aprendizajes. Aunque damos por hecho que “ver” y “oír” son procesos simples, la realidad es mucho más compleja y fascinante. Este artículo explora cómo el oído y la vista funcionan como herramientas clave para el desarrollo y el aprendizaje, con ideas inspiradas en nuestro último episodio del podcast Tiz-Tuz-Talk.
¿Cómo percibimos el mundo? Más que ver y oír
Desde el momento en que nacemos —e incluso antes— nuestros sentidos comienzan a trabajar para darnos información sobre el entorno. El oído, por ejemplo, ya está activo en el vientre materno, donde un bebé puede reconocer patrones de lenguaje y distinguir la voz de su madre a través de las vibraciones del cuerpo. Esto demuestra que escuchar no es solo un proceso físico: también construye conexiones emocionales y cognitivas que duran toda la vida.
Por su parte, la vista también va más allá de lo evidente. Aunque los ojos capturan imágenes, es el cerebro el que organiza y da sentido a esta información. Este procesamiento complejo implica interpretar señales y relacionarlas con experiencias previas, una habilidad fundamental para el aprendizaje.
El impacto de los sentidos en el aprendizaje escolar
Es común que dificultades en el rendimiento escolar se asocien a problemas de atención o aprendizaje. Sin embargo, en muchos casos, estas dificultades están relacionadas con una integración deficiente de los estímulos visuales y auditivos.
Por ejemplo, un niño que no logra concentrarse en clase podría tener problemas para procesar sonidos de manera efectiva, dificultando su comprensión del lenguaje hablado. De manera similar, dificultades visuales pueden hacer que la lectura o la escritura sean más complicadas, afectando su rendimiento.
La clave está en identificar cómo el cerebro interpreta estas señales y, lo más importante, trabajar para mejorar esta integración sensorial. Aquí es donde intervienen técnicas innovadoras y evaluaciones funcionales que van más allá de los chequeos convencionales de audición y vista.
¿Es posible entrenar los sentidos? 🧠
Un concepto innovador en este campo es el entrenamiento sensorial, que busca mejorar la forma en que percibimos el mundo. Una técnica que ha ganado relevancia es el método Tomatis, conocido como un “gimnasio para los oídos”. Este método utiliza estímulos auditivos, como variaciones en el volumen y las frecuencias, para mejorar patrones de escucha y ayudar al cerebro a procesar mejor los sonidos.
El entrenamiento auditivo tiene aplicaciones increíbles, desde apoyar a niños con dificultades de aprendizaje hasta mejorar la concentración y el rendimiento cognitivo en adultos. Además, destaca la importancia de una perspectiva integral: no solo se trata de “escuchar mejor”, sino de interpretar sonidos de una manera que favorezca nuestras habilidades cognitivas y emocionales.
La importancia de la detección temprana
En el ámbito infantil, la detección temprana de problemas visuales o auditivos es crucial para prevenir dificultades mayores. Sin embargo, las evaluaciones tradicionales suelen enfocarse solo en verificar si “vemos bien” o “oímos correctamente”. Evaluaciones más profundas, que analicen cómo se integran estas señales, pueden marcar una gran diferencia en la vida de los niños.
Por ejemplo, realizar un “screening” auditivo y visual funcional puede ayudar a identificar patrones de escucha o visión que podrían estar interfiriendo con el aprendizaje. Estas evaluaciones no son exclusivas para niños: en adultos, también pueden mejorar habilidades como la memoria, la atención y la capacidad de aprendizaje.
Cómo nuestros sentidos nos moldean
La percepción sensorial no es un proceso estático; cambia y se adapta con el tiempo. Esto nos enseña que, al entrenar y cuidar nuestros sentidos, podemos influir en nuestra capacidad de aprendizaje, emociones y conexiones con el entorno.
Además, entender que cada sentido está interconectado con el sistema nervioso nos lleva a un enfoque integrativo de la salud. Por ejemplo, algo tan cotidiano como el uso prolongado de pantallas puede impactar negativamente tanto en la visión como en la postura, y con ello en la audición y el aprendizaje. De igual forma, problemas como el estrés o la falta de movimiento físico también afectan nuestra percepción sensorial.
Conclusión: Un enfoque integrador para mejorar el bienestar
Nuestros sentidos son herramientas poderosas que moldean nuestra relación con el mundo. Mejorar cómo escuchamos y vemos no solo nos hace más funcionales, sino que puede transformar nuestra forma de aprender, relacionarnos y vivir.
Si estás interesado en profundizar sobre cómo la salud auditiva y visual influyen en el bienestar, te invitamos a escuchar el último episodio de nuestro podcast con Alicia del Río, optometrista y audioprotesista, en 👉🏼 @clinicatiztuz.
En Tiz-Tuz, nuestro enfoque integrativo combina salud visual, auditiva y bucal para ofrecer soluciones personalizadas que mejoren tu calidad de vida. Si sientes que tus sentidos no están trabajando en su máxima capacidad, no dudes en contactarnos.
🌟 Potencia tus sentidos, mejora tu vida. ¡Estamos aquí para ayudarte! 😊
0 comentarios